jueves, 2 de noviembre de 2017

Tengo el equilibrio abandonado

AMOR EN TÁNDEM


Me gustaría que un día
cualquiera de este otoño
o la mañana más fresca
de la próxima primavera
me llevaras contigo
a pasear en tándem.
Porque conozco el sabor del esfuerzo
a tu lado compartido
y es armónico el empuje de los cuerpos
que trascienden la noche para amarse
a la luz también de una excursión o una merienda.
Quiero abrazar el ritmo de tu espalda
en medio de un deporte
y comprobar la gracia de tus piernas
que se tensan igual
que violines hambrientos
a la luz de las velas.
Pero en un tándem, amor,
para que puedan los niños reír a nuestro paso
y levanten el brazo los paisanos
y maldiga el ciclista
la soledad salina de su frente.
Elige la mañana que menos te entorpezca
y lánzame a rodar
por el trazado rojo de la periferia,
por empinadas cuestas y torpes cabañales
(cualquier tierra me vale)
con tal que nos veamos en un tándem,
pero en un tándem, amor,
que tengo el equilibrio abandonado
al vértigo del mundo y sus espuelas
y me caigo, amor mío, siempre me caigo,
sin casco, sin tu amor, sin tus coderas.

Alejandro Pedregosa

No hay comentarios:

Publicar un comentario